Pero exactamente por qué carajo los humanos no podemos visitar el planeta rojo, disfrutar de sus temperaturas demenciales, esas tormentas de polvo o plantar patatas a lo Matt Damon en The Martian?
Berlín, la tierra prometida. Allí donde los clubs están bajo el suelo, las casas abandonadas son auténticas obras de arte, donde el frío no es una excusa para no salir ahí fuera a dejar que la situación fluya.