09/12/2023

Comer en Tokio: una guía de supermercados, máquinas expendedoras y comida rápida

Comer en Tokio: qué maravillosa sensación, elegir entre muchas cosas apetecibles. Más todavía cuando todas las opciones parecen brillar, son baratas y ¡son nuevas! La parte más gastronómica de mi visita a Tokio trajo consigo unos insospechados estímulos que, si bien pueden resultar, al principio, abrumadores, ahora echo muchísimo de menos.

Comer en la otra punta del mundo resultó una experiencia redonda tras otra, da igual si se hacía en la puerta de un supermercado o en un restaurante de ramen con estrella Michelin. Pero, como de alta cocina ya hablan otros, voy a intentar hacer un repaso personal y de bajo presupuesto a lo que te podrás encontrar en tu viaje a la capital nipona.

09/12/2023

Antes de empezar, he de admitir dos cosas. La primera es que soy el equivalente, en crítica gastronómica, a Homer Simpson. Es difícil que algo no me guste. La comida me hace disfrutar desde su mismísimo planteamiento. Me alegra una mañana, un día, una semana. Saber que voy a comer es casi tan satisfactorio como el hecho de alimentarme.

Por lo que puede que haya mucha reseña de productos que, para otros, no sean tan fascinantes. Aquí lo advierto. La otra cosa que quería confesar es que hice escala en Hong Kong y me comí una hamburguesa del McDonald’s que llevaba huevos revueltos y estaba bastante bien. Así que, ¡boom! Esto se acaba de convertir en una reseña multicultural.

Al aterrizar en Tokio, una vez sorteadas todas las pruebas que arrojan los indescifrables carteles del metro –no haré aquí una guía sobre cómo moverse por Tokio, principalmente porque, sin mi novia y su capacidad para orientarse, estaría viviendo en una caja de cartón, intentando buscar mi hotel– el primer estímulo nutricional son las numerosas máquinas expendedoras que pueblan el país. Siempre habrá una máquina cerca, y estas son muy valiosas, por varios motivos.

el primer estímulo nutricional son las numerosas máquinas expendedoras que pueblan el país.

Los japoneses no comen por la calle. Tampoco en el metro.

Por ejemplo, son uno de los pocos lugares en los que podrás encontrar papeleras, habitualmente integradas en la propia máquina. Los japoneses no tienen papeleras en las calles. Ninguna. Cero. Así que harás bien en valorar cada encuentro con un recipiente en el que dejar esa botella vacía, porque probablemente no se vuelva a repetir.

Las máquinas, que tienen de todo (hay máquinas expendedoras de helados o fruta, pero también cosas locas, como ropa interior usada), son también un buen punto para sentarte a comer. Suelen tener, no bancos, que no abundan, pero alguna zona en la que sea agradable pararse. Los japoneses no comen por la calle. Tampoco en el metro.

Los hay de tantas formas y colores como quieras imaginar

Suelen taparse la boca cuando lo hacen y tratar que sea lo menos visible posible. Prefieren lugares apartados, o, por supuesto, su propia casa. Así que, por respeto a sus costumbres, solía intentar beber las latas de café, limonadas o tés en las máquinas, con la mayor discreción.

Después de una primera toma de contacto con la ciudad, comenzó mi idilio con los supermercados. Todo es posible en un supermercado japonés. Los hay de tantas formas y colores como quieras imaginar. Y, aunque imagino que las grandes superficies contarán con supermercados amplios, que ofrezcan todo tipo de alimentos, los más pequeños tienen marcadas diferencias con los españoles.

Por ejemplo, allí abunda la comida lista para llevar –por supuesto, nigiri, sashimi, maki y todo tipo de sushi–, los snacks o los tés. No hay tanto pollo, carnes rojas, embutidos, quesos, o productos como, yo qué sé, tortilla de patatas o aceite. Otra cosa que quizás parezca una obviedad es el tema del idioma. Hay envoltorios traducidos, sí, pero la mayoría no lo están.